Por Jessica

Desde el día que salí de mi casa y aterricé en Japón, nada ha sido igual.

En realidad, nunca tuve ningún objetivo antes de ir a Japón; la idea de visitar la Tierra del Sol Naciente había sido un sueño. Sin embargo, de alguna manera terminé viviendo, trabajando y convirtiéndome en parte de la comunidad japonesa cuando apliqué a través de boobooSKI y me encontré en un invierno de polvo sin fin.

Fui solo a Japón y me fui con innumerables nuevos amigos de todo el mundo. No podía hablar apenas un 'arigatou gozaimasu', pero hacia el final de mi aventura en Japón estaba conversando y riéndome junto a mis nuevos amigos japoneses y bilingües.

Nunca cambié o crecí tanto como lo hice en mi tiempo como parte de mi visa de vacaciones de trabajo.

Creo que los desafíos de trabajar en el extranjero en un país con una cultura, un idioma y una ética de trabajo tan diferentes tienen una forma de hacerte crecer y descubrirse a ti mismo.

En realidad, era una persona muy tímida antes de ir a Japón, evitando las presentaciones de caras nuevas y las conversaciones incómodas. Pero viajar solo te enseña a ser extrovertido cuando no lo eres, a crear amigos en minutos y familias inolvidables en semanas.

En mi estación de esquí hice una familia y encontré un hogar durante los tres meses que estuve allí. Al final de la temporada, el invierno derritiéndose en primavera me rompió el corazón al irme. Tanto el personal extranjero como los japoneses lloraron en abrazos grupales y compartieron las últimas tablas de snowboard en la montaña, una al lado de la otra. Prometimos volver a vernos. Y lo hicimos.

Después de terminar mi contrato en la estación de esquí, viajé a Japón con amigos, hice fiestas de barbacoa en casa al estilo japonés y encontré un nuevo trabajo en la locura de la ciudad de Tokio. Tenía tanta confianza ahora que encontrar un nuevo trabajo fue fácil cuando una vez estaba un manojo de nervios. Incluso tuve una entrevista de trabajo en japonés una vez (mi amigo susurró por encima de mi hombro cuando saqué expresiones en blanco a la voz en mi oído).

Mirando hacia atrás, ni siquiera puedo comprender lo que logré y cómo mis experiencias cambian tanto mi mundo. En cierto modo, el snowboard se convirtió en la representación física de cómo seguía avanzando; comiendo nieve todas las mañanas para trabajar mientras me deslizaba por la montaña en mi parte trasera y no abordaba y luego me deslizaba sobre rieles y saltos estrepitosos que incluso las tripas intentaba.

Salí de Japón en mi último día de mi visa de vacaciones de trabajo con el desafío de regresar. Ahora trabajo duro para ahorrar dinero para regresar con la esperanza de estudiar en una universidad japonesa. Es difícil estar lejos de un lugar al que crecí llamar hogar, pero sé que todo es temporal por el momento. Soy afortunado de tener a los amigos que conocí a quienes les escribo a diario, les hablo y practico japonés e incluso nos volvimos a encontrar aquí en Australia mientras se embarcaban en sus propias aventuras de vacaciones de trabajo.

Algunas personas se descubrieron mientras viajaban y lo que querían y se llevaron sus sueños a sus hogares. Descubrí que mis sueños estaban más allá de mi propio patio trasero familiar.

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